Comprar una casa en Estados Unidos luce más complicado con el pasar de los días, porque las tasas hipotecarias no detienen su imparable escalada y las tasas fijas de 30 años ya rebasaron el 5%.
Este año las tasas han acelerado rápidamente sus incrementos ante el cambio en la política del dinero de parte de la Reserva Federal. La Fed está estableciendo tasas a corto plazo y compra bonos a más largo plazo, lo que repercute en las tasas hipotecarias.
En los últimos meses la Reserva Federal anunció que necesitaría ajustar su política monetaria, con un incremento en las tasas más rápido y una reducción de sus compras de bonos de manera más agresiva que la última vez que eliminó bonos de su balance en 2017-2019.
La Fed ha advertido a los mercados sobre un endurecimiento de la política aún más agresivo como una medida para enfrentar la inflación.
Las tasas de interés bajas ayudan al crecimiento de la economía, ya que facilitan el consumo y por tanto la demanda de productos. Mientras más productos se consuman, más crecimiento económico, pero el lado negativo de mantener las tasas bajas es que el consumo provoca tendencias inflacionarias, como ha venido sucediendo desde hace varios meses.
Un alza en las tasas disminuye la disponibilidad del crédito y encarece el costo del mismo, con lo que la demanda disminuye. El mayor cobro de intereses impacta directamente en el bolsillo de las personas, pues el consumo de bienes, los créditos de automóviles y las hipotecas tienden a aumentar.
Además, la oferta de crédito puede reducirse puesto a que una tasa de interés mayor implica un mayor riesgo para la recuperación económica de la cartera y, en respuesta, los intermediarios financieros reaccionan racionando el crédito.
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